EL JUEGO: Importancia en lo subjetivo y social

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Escritos Académicos

EL JUEGO: importancia en lo subjetivo y social

Es requisito para el desarrollo de la Creatividad la actitud lúdica de las personas y los grupos

Prof. Inés Moreno

Artículo escrito por la Prof. Inés Moreno para el Cuaderno de Creatividad de Campo Grupal – Edición 2009

De la intuición a la fundamentación:

Es día lunes, 20.00 horas. Llegan a clase personas con el cansancio y la carga de un día laboral, las presiones particulares que cada uno tiene en su entorno o las que suma en su mochila de mandatos. Algunas recién logran “colgar en percha” su el traje y corbata o dejar los tacos aguja por ropa más cómoda y holgada.

La música y las consignas son señales que marcan «se abrió la puerta para ir a jugar». No es una metáfora, ni una canción: es el Curso «El Juego y los juegos». Encuentros y desencuentros, desarrollo, gestos, movimiento, búsqueda.

Es día lunes , 22.00 horas. El cansancio se ha trocado por renovadas fuerzas. La energía que circula ha cambiado y se expresa verbalmente: «no me quiero ir», «ahora estoy listo para cualquier propuesta», «me siento bien y con ganas».

¿Qué ha sucedido en y entre estas doce personas que compartieron dos horas de vida?: ¡¡¡ JUGARON !!!

Cuando lenguajeamos «el juego no es cosa exclusiva de niños»; es algo serio, constructor de subjetividad y por ende de tejido social sólo podemos otorgar significado a cada palabra cuando las referenciamos dentro de la praxis. Puedo observar y observarme en la acción de elaborar, a partir de mis vivencias como facilitadora durante más de tres décadas, articulando el aporte de diversas investigaciones , autores y mi propia reflexión, un marco teórico capaz de explicar parte de un Universo pleno de misterio denominado: JUEGO.

Estoy en condiciones de dar cuenta y fundamentar innumerables intervenciones que tenían, hace treinta años, sólo el soporte de la intuición y la percepción junto a un potente deseo de investigar. Hoy puedo poner nombre a procesos y también puedo, por suerte, tener renovados interrogantes a la luz de las conceptualizaciones para seguir avanzando.

Intentaré en este escrito, realizar un recorte del universo para permitir abrir la puerta a un juego intelectual: reflexionar sobre los que hacemos o dejamos de hacer  cuando hablamos de juego.

 

Jugar no es acatar consignas:

En ocasiones se denominan juegos a dinámicas grupales que se utilizan con distintos objetivos: conocimiento, comunicación, interacción, etc. Las técnicas lúdicas no son sinónimo de «jugar», como tampoco lo son indicadores como la risa, distensión, alegría o «buena onda». Jugar es una conducta compleja que incluye estos comportamientos y también sus opuestos. Jugar no siempre es placentero. Cuando una persona juega transita por descubrimientos , en ocasiones, son poco agradables. «Darse cuenta» que uno no tiene una escucha activa o es menos solidario que lo que pensaba, no brinda placer en la primera fase del proceso. Admito su presencia cuando, luego del enojo inicial que sobreviene con el descubrimiento, se produce la aceptación, la elaboración posterior y la toma de decisión de trabajar la conducta no deseada por uno. La sensación desagradable se transforma porque es el inicio de un proceso de transformación personal.

He visto en las clases, cómo las personas que transitaban este devenir podían, al cabo de un tiempo, agradecer el descubrimiento. El placer aparece, a posteriori del hallazgo, por las implicancias de sentirse constructor del propio proceso.

Cuando hay juego las personas no siempre acatan las consignas y esto no es emergente de trasgresión a la norma «per se», sino parte del proceso creativo imbrincado en la situación lúdica.

La creatividad alimenta el juego de tal modo que aquello que sucede, raramente es coincidente punto a punto con el planeamiento realizado por el facilitador. El juego suscita en los diferentes jugadores y en cada jugador, en distintos momentos de su vida, múltiples, variadas y únicas experiencias.

El juego es, aunque me reitere, una poderosa herramienta para sensibilizar, vivenciar, asimilar, desarrollar, acomodar, elaborar, descubrir, procesar, … estímulos externos e internos que permiten darnos cuenta que estamos vivos.

La vivencia del juego tan natural en la primera infancia aparece como una experiencia develadora en la adultez.

Las sensaciones y emociones que movilizan el pensar, sentir y hacer dentro del juego provocan un remolino fisiológico que activa el ser en su totalidad.

Hormonas, amígdala, hemisferios; cuerpo calloso,……todo se encuentra «involucrado». En términos de sujetos tricefálicos, durante el juego los tres cerebros vibran.

Reptilínico, límbico y neocórtex, participan activamente en la experiencia lúdica, aunque no siempre en sintonía. Claudio Naranjo señala que, como seres tricerebrados. estamos dotados para un equilibrio entre nuestras facultades y su desarrollo no es nada utópico; mucho se puede hacer al respecto desde la experiencia terapéutica. Sumo a esta reflexión el aporte que puede brindar la experiencia lúdica en torno a la liberación del niño interior.

Encontrar nuestra salud y plenitud es parte de la armonía entre lo institntivo, amoroso y racional.

El juego además de develar  también permite la integración y re-estructuración a partir de los cambios que pueden surgir en la revelación.

El «como si» -espacio y tiempo característico del juego- constituye un medio irremplazable para probar y probarse en esta construcción individual e intransferible.

 

Lo subjetivo y lo social:

Cuando una persona juega emerge la interacción con el «otro». Es el «como si» que permite el desenmascaramiento de las conductas y promueve el dar y recibir, que caracteriza a cada individuo.

Como señala H. Maturana «el acoplamiento estructural recíproco entre los seres humanos se da espontáneamente como expresión de nuestro modo de «ser» biológico actual».

El juego es un canal que activa lo subjetivo y social en simultáneo. Uno es y es con el otro o los otros que están dentro de la situación.

Uno condiciona y es, a la vez, condicionante de las propias conductas y la de los otros.

Uno se construye atravesando la experiencia de ser, siendo con los otros.

El comportamiento dentro del juego permite registrar las respuestas que uno genera en los otros y también  ensayar  nuevas conductas percibiéndose en el cambio.

El juego integra la construcción subjetiva y social sin escisión. Permite, por sus características, observar e implementar en la praxis lo que discurseamos en teoría.

Tal como expresa H. Maturana:«Los seres humanos somos seres sociales, vivimos nuestro ser cotidiano en continua imbricación con el ser de los otros»  y «… y al mismo tiempo somos individuos y nuestro vivir cotidiano es un conjunto de experiencias individuales»

En el juego ningún silencio está desprovisto de significación. Existen códigos, reglas, acuerdos y desacuerdos, que reflejan valores explícitos e implícitos. Se asumen o no roles y funciones que obstaculizan o facilitan la interacción entre los miembros. Existe o se ausenta la solidaridad, indiferencia, empatía, desesperanza, escucha activa, frustración, compromiso, indiferencia, apertura,  empatía…El juego no deja nada de lo humano fuera de él.

El Homo Ludens se posiciona en el proceso filo y ontogenético antecediendo al Homo Sapiens. Tratemos de no matar su espíritu. El niño interior que todos los seres humanos contenemos es el que nos permite vivir en esta vida haciendo de ella nuestra propia creación.

Te invito a abrir la puerta de este universo tan complejo y atrayente, te invito a jugar para otorgarle a la reflexión sobre el juego el significado que surge de la vivencia.

Bibliografía mencionada:

Maturana Humberto: “Desde la Bilogía a la psicología” Universitaria – Lumen – 2003

Moreno Inés “El juego y los Juegos” Lumen – Humanitas – 2006

Naranjo Claudio: “Cosas que vengo diciendo” Kier 2005

 

El juego es el espejo del mundo que construímos. Nos refleja y nos vemos reflejados en el juego. NO es casual el recrudecimiento de comportamientos agresivos y violentos.

La competencia es constitutivamente atisocial, tal como señala maturana, porque consiste en la negación del otro.

“para se humano, hay que crecer humano entre humanos”

“el juego para el desarrollo humano debe contemplar en simultaneo lo subjetivo y la trama social.”

El juego puede ayudarnos a crecer humanos entre humanos

Puede ayudarnos a develar cómo lo hacemos y tener la posibilidad de probar formar más humana cuadre humano que se establece como fundamento ideologico.

El juego puede despertar o incentivar conductas que no se encuadran dentro del desarrollo humano desvirtuando el fundamento social como la plenitud individual.

El juego puede negar lo humano y de este modo tambien negar su esencia.

 

Intolerancia, injusticias, falta de respeto dentro del juego son muestras de nuestros vínculos cotidianos.

El juego es develador de aquello que nos puede resultar “normal” por lo habitual aunque no se sustenten en el amor de relaciones sociales que involucren justicia, respeto, honetidad y colaboración.

El juego puede construírnos en la convivencia aceptadio la legitimidad del otro con sus semejanzas y sus diferencias. Lo individual y lo social no son fenómenos contradictorios.
El juego permite observar y vivir como ambos son constitutivos inseparables de la construcción subjetiva  tanto como de la trama social.

En ocasiones, cuando un estímulo se vive como amenaza, las personas desarrollan conductas involuntarias que pueden ser descriptas como defensas, las emociones se encuentran altamente comprometidas tanto como las ideas, conceptos, razonamientos.

El juego, es una de las herramientas que permite la activación de comportamientos primitivos acallados o reprimidos en nombre de la socialización. El descubrimiento por parte de los seres humanos no siempre es aceptado, pero esto no invalida su existencia y pertenencia.